¿Qué te queda más q meter la cabeza abajo de la sábana y gritar hasta que tu garganta sea un todo con la humedad de la tela y ella se haya tragado todo lo q alguna vez fuiste, para entonces nacer una nueva vez, y que las mismas cosas de antes te lleven a los mismos lugares, pero q todo tenga un segundo matiz, más de pesadilla lisérgica, y así ir muriendo de muertes sucesivas a cada nueva vida q se ahoga en la sábana?
Un cadáver en el pleno amanecer de la conciencia no es nada nuevo para quien todo lo ha tirado al suelo y tuvo que juntar los pedacitos, fragmentos de su propio ego, un millón de veces. La espesura que impide deshacer la maraña de pasado ajenos no es más que la inutilidad humana por excelencia.
Jugar a todos los juegos que nos propone el abismo es dejarse penetrar por el secreto general, ese que nadie sabe saber. No me mires a los ojos si no vas a decirme hasta nunca, no trates de buscar refugio en estos brazos fantasmas, no te pienses alejada de mis oscuridades, no intentes encontrar razones en vos misma, pegame un trompada, vomitame la sangre, y decime q te vas a escapar, aunque vayas a ser mi último olvido.
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2 comentarios:
ahora pude.
Ay.
Me dejaste paralizada por un rato.
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