Era la triste historia de una casa que lloraba penas por sus ventanas.
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3 comentarios:
Lo triste es descubrir que es sólo humedad, porque en los tiempos en que no había medidor de agua una mujer se bañaba todo el tiempo, y el vapor iba cayendo, junto con la suciedad de la mujer. La mujer creía que estaba sucia, que todo el tiempo estaba sucia, que le brotaba suciedad antes de transpirar y antes de que le crecieran los pelos y antes de respirar ya estaba sucia. Por supuesto que toda esa suciedad se la había dado un hombre, se la había dado con su consentimiento, en infinitas sesiones de amor, ¿por qué hacemos esto Cornelio? Así se llamaba él. Él, como siempre sucede en estos casos, se fue. No se sabe porque se fue, y ella quedó así, como ustedes pueden ver. Pero un día pusieron medidor de agua y ella dijo, basta de suciedad y se mudó.
Igual la historia podría haber sido más profunda, eh...
esa imagen, esa ventana
es ? de una casona en Barracas
en la que habité
mis horas más desesperantes...
me gustaría saberlo,
aunque sentí que es esa,
me gustaría
confiar ciegamente en mi percepción,
pero hasta que punto choca con
la paranoia
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